Camarón marcó un antes y un después en la forma de concebir el flamenco. Fue, sin lugar a dudas, todo un revolucionario del cante. Su estilo, su compás, su forma de modular y hasta su estética han creado escuela, la camaronera. Desde su irrupción en el arte jondo muchos han sido los artistas que han seguido la senda abierta por Camarón. La inmensa mayoría de los jóvenes cantaores ve en él todo un referente. Convertido en ídolo y ejemplo a seguir, su fuerza interpretativa y personal ha marcado la carrera de buena parte de las figuras del flamenco actual.
Si hay un nombre que destaca entre la lista de los camaroneros ese es el de Duquende, señalado por muchos, entre otros el propio Camarón, como su auténtico discípulo. De hecho en sus inicios no dudaba envestirse y cortarse el pelo como el maestro . El día que le conoció, en un festival en Badalona, el genio de la Isla le subió a escena y él mismo le acompañó a la guitarra. Desde ese momento el de Sabadell quedó profundamente marcado por la personalidad del artista gaditano, algo que ha demostrado a lo largo de su carrera en discos como Samaruco o el más reciente Mi forma de Vivir.
Duquende
"Cuando yo empecé a cantar, que tendría cuatro, cinco o seis años, ya me empeñé con ese hombre", ha reconocido Duquende. De esta forma, y siguiendo los pasos de Camarón, grabó un disco con Tomatito a la guitarra y hoy día acompaña al cante a Paco de Lucía en su gira internacional.
Otro artista que ha sido señalado, en más de una ocasión, como sucesor de Camarón es Potito. Desde sus inicios como niño prodigio hasta su reciente madurez artística alcanzada con Barrio Alto, Antonio Vargas no ha escondido nunca su admiración por "el rey del flamenco moderno". "Aunque siempre he sido de la escuela de Camarón, yo intento tener mi personalidad propia y desviarme porque Camarón era Camarón y no hay más", asegura.
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